Niños difíciles para comer
Mis hijos han sido niños difíciles para comer, ellos me han enseñado a ser paciente, creativa y sobre todo, a saber escuchar y entender. En este nuevo post, que escribí para el blog «Mamás Blogueras Peruanas«, les cuento un poco mi experiencia y cómo me hubiera gustado leer esto hace 10 años.
Si tienes hijos (o conocen a alguien que tiene hijos difíciles para comer) que odian las verduras, que sólo quieren comer comida chatarra, que no soporta las texturas en los alimentos, que todo lo quieren comer puré, que no quieren comer frutas y que todo el tiempo quieren comer lo mismo, no dejes de leer este post y de compartirlo con tus amigos.
Porque lo bueno se comparte.
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Niños difíciles para comer – Crónica y consejos de una mamá angustiada
Cuando mi hija cumplió 1 año, el pediatra me dijo que ya podía darle prácticamente todo de comer, «de la olla» me dijo.
Esa frase que ya podía «comer todo de la olla» me resultaba tan complicado ponerla en práctica. Hasta ese momento Sofi había estado comiendo las famosas papillas que yo misma le cocinaba. Lo más cercano que había comido de la olla era pollo a la plancha picado muy chiquito (porque me daba pánico que se vaya a atorar) con puré de papa y algún puré de verduras, o sea todo puré!
Comer de la olla significaba que ya podía darle tallarines rojos, lentejas, guisos, carnes, ensaladas, en fin, casi todo lo que yo comía. Al principio mi hija no quería comer nada, porque obviamente eran sabores raros y texturas nuevas. Yo como mamá, sufría por que no quería comer y terminaba dándole cremas de verduras y purés. Es decir, en vez de avanzar con el tema de la alimentación, retrocedía. Y así me la pasé alimentando a mi hija, con purés, fideos, cremas de verduras, pollitos y algunas pocas frutas hasta…., mejor ni les digo! Tenía oficialmente en casa una niña difícil para comer.
Con la experiencia de mi primera hija, ya sabía que:
- No se iba a atragantar por comer pedazos de carne o verduras picadas.
- Aprendí que los bebés aunque no tengan dientes, igual pueden triturar comida con sus poderosas encías.
- Luego de que mi hijo probó casi todas las verduras y frutas picadas o ralladas (ya no hice papillas o purés) al rededor de los 10-11 meses, comencé a darle menestras, guisos y casi todo lo que yo comía.
Cuando llegó ese día, «puede comer todo de la olla», él y yo ya estábamos listos y todo fue 100 veces más fácil que con mi primera hija.
Consejos
- Aprendí a cocinar bajo en sal.
- Usaba mantequilla, aceite de oliva o aceite de coco. No usaba margarina.
- Usaba hierbas para aderezar los guisos, como tomillo, romero, culantro o salvia.
- Aprendió a comer ensaladas crudas y cocidas.
Gabriel comía todo lo que le dábamos, no me causaba ningún problema hasta que cumplió 6 años. De pronto un día amaba las manzanas, al otro día le parecían feas. Le encantaban las aceitunas pero a la hermana mayor no, entonces a él tampoco!
Y así de pronto, tenía en casa dos “niños difíciles para comer”. Solo querían tallarines verdes. TODOS LOS DÍAS.
Iba donde el pediatra casi con lágrimas de angustia, sentía que mis hijos no se estaban alimentando bien y como consecuencia no iban a crecer adecuadamente o peor aún, yo me sentía terrible en mi labor de mamá (ya saben como las mamás solemos culparnos de todo).
El pediatra me aconsejaba con su sabia experiencia bajo el brazo que no me preocupara porque estaban bien de salud y dentro de sus percentiles de crecimiento, que esto era sólo una etapa. Que lo último que hiciera fuera estresarme y menos castigarlos.
Lo que sí me aconsejó y fue algo que lo dejé bien claro a mis hijos y fui bastante firme: de lo que les sirva de comida en el plato, mínimo tenían que comer 5 bocados. Si después de eso no querían comer, estaba bien.
Así empezó mi aventura, me armé de paciencia (mucha paciencia) y comencé a preparar todo lo que mis hijos si les gustaba pero en sus versiones más saludables, estaba decidida a que el tema de la comida no sería un tema ni un motivo de pelea o malestar ni nada de eso, la comida tenía que ser un momento de disfrute para todos.
Versiones saludables de sus platos favoritos – especialmente para niños difíciles para comer
Todos estas recetas fueron una de las razones por las que empecé a escribir en mi Blog La Espátula Verde.
- Tallarines verdes con brocoli y ajonjolí
- Tallarines verdes con Kale y pecanas
- Tallarines verdes con zapallito italiano y espinaca
- Puré de papa con coliflor
- Tallarines a lo ALFREDO con salsa de coliflor y alcachofas
- Arroz con pollo con puré de brócoli escondido
- Ají de pollo con quinua
- Huancaína con quinua
- Papas y camotes fritos al horno
- Albóndigas con ketchup casero
- Helados de chocolate (con plátano congelado)
- Waffles y crepes
- Y un sin fin de quequitos, muffins y tortas
Así como existe la frase «te conquisto por el estómago», decidí hacer lo mismo con mis hijos. Poco a poco los iba enamorando con todas las recetas nuevas que me iba inventando. Además, aprovechaba algunas oportunidades para cocinar con ellos. Involucrarlos en la cocina ayudó mucho a que se animen a probar sabores nuevos y cambien de actitud ante ciertas comidas que pensaban que eran feas o no les iba a gustar.
Adelantamos el tiempo. Mis hijos tienen 8 y 11 años. Ambos súper saludables, casi nunca se enferman. Apetito: voraz. Especialmente después del colegio o cuando regresan de hacer deporte. Son mucho más abiertos a probar comidas nuevas o cosas que antes decían que no les gustaba.
Esa etapa de la que me hablaba el pediatra pasó
Hay días que tienen mucha hambre y otros que solo les provoca comer poco. Y eso está bien. A mí también me pasa, a todos nos pasa. Aprendí a escucharlos y también ellos aprendieron a explicar y darme razones. A través de la cocina y la comida, aprendimos a entendernos y comunicarnos de una madera más madura. No sólo para temas de alimentación, sino para otros temas: del colegio, amigos, preocupaciones, etc.
Tengo amigas que están atravesando exactamente por esta etapa, a veces me provoca tener un USB mágico para poderles transmitir la experiencia y tranquilidad que como mamá vas adquiriendo y aprendiendo con el tiempo, no existe ese USB pero si les puedo decir que todo está en uno y en la actitud como lleves la situación, realmente no estresarse, ya deben de haber escuchado esto muchas veces, pero es muy cierto, los niños lo captan y lo sienten todo. Mamá tranquila y calmada, niños tranquilos y relajados.
Los niños atraviesan etapas todo el tiempo, identificarlas, anticiparse y vivirlas de una manera más tranquila y relajada hace que todo sea mucho más fácil.